¿CON QUÉ TE ESTAS CARGANDO?
Recuerdo que en una ocasión el cargador de mi teléfono celular se dañó. Estaba extremadamente preocupado porque estaba en espera de una llamada importante. La verdad solo pensaba en cómo podría cargar mi celular pero ¡no encontraba cómo! De repente recordé que a mi hermano mayor una vez también se le daño su cargador, y utilizó un aparato cuadrado transparente, que al conectarlo a un enchufe y colocar la respectiva batería encendía muchas luces de colores, era el llamado “cargador universal”. De inmediato busqué entre sus cosas y ¡lo encontré!, lo deje cargando dos horas aproximadamente, luego de las cuales lo desconecté y le coloque la batería a mi teléfono celular, pero inmediatamente me percate que el teléfono no se había cargado en su totalidad, a pesar de ello, lo usé solo un poco y efectivamente al rato se descargó. No entendía por qué se apagado tan rápido, pues aparentemente tenía carga, pero de lo que si estaba seguro es que ese no era su cargador original.
A veces a nosotros nos pasa igual: buscamos mantenernos encendidos, ardientes o con la energía que ofrece el mundo actual, la cual es pasajera, temporal e insuficiente. Por un momento nos sentimos bien, chéveres, activos y con fuerza, parece que ¡Lo tenemos todo!, pero al rato estamos vacíos, sin sentido, desanimados. Esto se puede asimilar a la carga aparente que tenía mi celular. Juan escribe en su primera carta lo siguiente:
“>No amen a este mundo ni las cosas que les ofrece porque cuando aman al mundo, no tienen el amor del Padre en ustedes.
>Pues el mundo sólo ofrece un intenso deseo por el placer físico, un deseo insaciable por todo lo que vemos y el orgullo de nuestros logros y posesiones.
Nada de eso proviene del Padre, sino que viene del mundo; >y este mundo se acaba junto con todo lo que la gente tanto desea; pero el que hace lo que a Dios le agrada vivirá para siempre.” 1 Juan 2:15-17 (NTV).
Sabes, amigo, el mundo te va a ofrecer muchas cosas que a simple vista parecen buenas, se ven atractivas, y tal vez te pueden mantener activos, plenos e incluso a veces parecen provenir de Dios, sin embargo, con el tiempo se van, se acaban y te sentirás una vez más vacío, sin sentido, enfermo y acabado. No te engañes ¡Se trata de una Plenitud y felicidad aparente!
Joven, Jesucristo es la verdadera fuente de energía. ÉL es como ese cargador original capaz de suministrarte la suficiente energía para que te mantengas óptimo, fuerte, firme y estable en toda circunstancia de tu vida, sea positiva o negativa. Sólo debes hacer algo: ¡Acercarte a él y conectarte a su flujo de energía eterna!.
En el evangelio de Juan se describe la conversación que sostiene Jesús con una mujer samaritana, y Jesús le dice:
“Todo el que beba de esta agua volverá a tener sed –respondió Jesús–,
Pero el que beba del agua que yo le daré, no volverá a tener sed jamás, sino que dentro de él esa agua se convertirá en un manantial del que brotará vida eterna.” Juan 4:13-14
Cuando te sientas descargado no dudes en buscar tu cargador original “Jesucristo” a través de Él recibirás la energía que proviene de Dios, esa que te mantendrá encendido, animado y con ganas de seguir avanzando en su propósito, porque lo que proviene de Dios permanece para siempre.
Bendiciones
Autor: Jairo Cohen
Edición y arreglos: Sofia Moreno